El amanecer acecha a la noche
entre la niebla de la madrugada
y un suspiro del alba
hiere el oscuro telón.
El aire se vuelve frío
y silba entre los árboles,
despierta a los animales
y ofende el silencio de la luna.
La aurora empapa de rocío
la pasión de los amantes
y transforma la belleza nocturna
en horribles sombras alargadas.
Víctor Manuel Jiménez Andrada
Poema publicado en Ars et Sapientia nº.32-agosto 2010
Ilustración: Amaneciendo. María Luisa Palomo
Poema publicado en Ars et Sapientia nº.32-agosto 2010
Ilustración: Amaneciendo. María Luisa Palomo
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