1 de septiembre. Escritores por Ciudad Juárez

Evento: II Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez.
¿Dónde?: Convocatoria Internacional. En Cáceres: Ateneo (C/ San Petesburgo, 14).
¿Cuándo?: Sábado 1 de septiembre 2012, a las 11:00 h.
Más información: http://caceresporciudadjuarez.blogspot.com.es/


Sabios consejos

"Desde luego, si la niña fuera mía, no iba a la fiesta.”. ”Cómo se te ha ocurrido comprarte el coche con la que está cayendo”. ”Mejor que estudies Derecho porque de profesor de lengua no te veo y vas a estar en el paro media vida”. ”Mira, te soy sincero, como amigo: no me gusta nada la chica con la que estás saliendo”.... Y así recibimos cientos y cientos de consejos, que muchas veces vienen de las personas menos indicadas. Nos callamos los que tenemos más vergüenza, aunque en nuestro interior un duende nos pincha y realmente nos gustaría contestar algo así, según los casos: “Pues sí, la niña va a la fiesta. Lo primero porque soy su padre, lo segundo porque me ha pedido permiso y lo tercero porque tú no tienes ni puñetera idea de lo que es tener hijos”. “Sí, me voy a comprar el coche con la que está cayendo porque tengo la pasta, que para eso he ahorrado, porque yo con mi dinero hago lo que quiero y porque tú no tienes ni carné, ni sabes de lo que hablo cuando digo que mi coche, con veinte años, ya ha prestado su servicio y hay que cambiar”. “Estudio Filogogía porque me da la gana, porque voy a estar igual en el paro con una cosa que con otra y porque, al menos, no me quedará la espina clavada que te ha quedado a ti, que no pasaste de la EGB”. ”Si a ti no te gusta mi novia (que por otro lado tampoco te tiene que gustar), a mi tampoco me gusta tu mujer porque es un poco corta de entendederas, solo sabe fundir tarjetas de crédito cada vez que tiene algún capricho y además se ha acostado con la mitad de tus amigos”. Sería tan sencillo responder con la misma sinceridad que recibimos los consejos. ¿Qué nos lleva entonces a guardar silencio ante estos comentarios y en el peor de los casos, dar incluso la razón al consejero con leves asentimientos de cabeza? No sé si hay respuesta, pero cada uno es de una forma diferente y , como en la misma naturaleza, hay extremos que se compensan. Yo solo espero que, con estas líneas, alguno se dé por aludido y sepa lo que pienso del asunto. A todos nos gusta recibir consejos, pero cuando los pedimos. Me aplicaré también la receta, por si alguna vez he sido un consejero impertinente.
  
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Cáceres en tu mano, 20/agosto/2012

Tácticas pasivas

Los dos ratones se miraron fijamente. Ambos codiciaban el trozo de queso que había entre ellos, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso por miedo a que su adversario se le anticipara en una maniobra rápida. Pasaron los días y el queso se pudrió y se desvaneció en polvo. Los ratones se quedaron eternamente en la misma posición sin ser capaces de mover un músculo.
 
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 11/6/2012

El comprador de almas


El anciano estaba sentado en un banco del parque. A su lado había varios objetos de segunda mano expuestos sobre una toalla vieja. Me llamó la atención un cartel que anunciaba con mala caligrafía: “Se vende disco duro de 320 Gb”. Me acerqué, no sé muy bien porqué, y pregunté el precio. Por quince euros me llevé el aparato a casa. Mi sorpresa fue mayúscula cuando comprobé que el disco no estaba formateado y ante mí aparecieron los cientos de datos que contenía. Me sentí como el diablo cuando le venden un alma.
  
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 28/5/2012
Ilustración: Conexión. José Luis Rodríguez Yaiba

La importancia del lenguaje

Cuando hacemos uso del lenguaje, sabemos que hay que valorar el fondo y la forma; cuidar qué se dice y cómo se dice. Es algo que nos enseñan desde la escuela. No es lo mismo decir, si un chiquillo está atragantado, “San Blas, San Blas que se ahoga este animal”, que decir “San Blas Bendito, que se ahoga este angelito”.
Me refiero a esto porque hace unos días tuve que acompañar a un familiar al servicio de urgencias de un hospital; estábamos esperando a que llegara nuestro turno cuando oí por megafonía lo siguiente: “Fulano de Tal, pase a la sala de clasificación”. Me quedé un poco descolocado. Por un momento, pensé en los pacientes como productos agrícolas o, lo que es peor, ganaderos. Había entre los presentes un hombre, que parecía conocer bien los oficios del campo, que comentó entre dientes: “Nos consideran como si fuéramos ovejas”. No le faltaba razón viendo el trato verbal recibido.
Lo de “clasificar”, aún siendo realmente lo que hacen en esa sala, me parece una palabra fuera de lugar. Sería mucho más adecuada y elegante utilizar la denominación “sala de valoración”. Siempre es mejor que a uno lo valoren a que lo clasifiquen. Aunque el trabajo del médico sea exactamente el mismo y el resultado no cambie, ya es una actitud positiva, cuando uno está pasando un mal trago, la referencia con términos más afines a la especie humana.
Tal vez estoy exagerando un poco y en todos los hospitales españoles a esta sala la llamen por convenio “de clasificación”. En cualquier caso, no deja de sonarme extraño y despectivo.

Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Cáceres en tu mano 7/6/2012

Cuidado dónde tiras tu pasado



Pedro arrojó su pasado al váter y tiró de la cadena. Pero su pasado se unió a otros pasados desechados y se formó un bloque compacto y denso. Las cañerías se atascaron y terminaron por reventar. Entonces, por todo el vecindario se extendió un terrible olor a podrido.
 
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 14/5/2012 
Ilustración: Vamos camino a. Estela Bartoli