Sin querer

    Yo no lo quería matar, ya lo sabes. Ha sido un accidente, solo pretendía que no se metiera debajo del mueble. No por nada, sino porque si se quedaba allí encerrado podía morir de hambre y de sed. Y mira, intentando su bien me lo he cargado.
    Cómo iba a pensar que el palo con el que quise auxiliarlo tenía una púa atravesada. Ha sido también mala suerte, coincidencias terribles que hacen que las cosas terminen en tragedia. Vi que algo iba mal cuando se encogió y lanzó ese chillido agónico que hizo que me recorriera un frío terrible por la nuca. Cómo se retorcía.
    Y lo peor del asunto es que el niño lo ha visto todo. Ahora no me habla y me mira con verdadero pánico, como si fuera un monstruo.

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