Juegos complicados

 

Se separó de su mujer y se casó con la de su amigo. Pasó el tiempo y su ex mujer y su ex amigo comenzaron a salir. Supo que tenía un problema cuando volvió a desear a la que había sido su esposa.
  
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 14/5/2012
Ilustración: La cama amarilla. Franco Alberto Bongianino

Medallas

Hoy he soñado con un mundo diferente. Era una sociedad en la que no se miraba a las personas por su rango sino por su valía, su compromiso, su formación y su esfuerzo. En las organizaciones primaba el trabajo en equipo bien desarrollado y se buscaban objetivos comunes. Cada individuo, cada uno de los eslabones, era parte importante de la cadena y todos eran apreciados y necesarios.
Desafortunadamente desperté de mi sueño con el brillo de una vieja medalla, ganada de forma más que dudosa, deslumbrando mis ojos. Una medalla colgada en el pecho de un lagarto que pasa sus días tirado al sol con la barriga bien llena, en su reserva de animales protegidos. Me avergoncé de mi propia ingenuidad y me dije: “¿tanto tiempo aquí y todavía no has aprendido las reglas del juego?”
En ese momento, unas palabras desagradables y estridentes mostraron la ausencia de galones en mi hombro y pararon mis pies, pero no consiguieron amedrentarme ni enmudecer mi lengua.
  
Víctor Manuel Jiménez Andrada 
Publicado en Cáceres en tu mano 13/6/2012

Nadando entre tiburones

Nos piden más sacrificios. Nos exigen que nos apretemos el cinturón, que hagamos más por menos y que renunciemos a los derechos adquiridos tras mucha sangre derramada y largos años de lucha. Nos hacen culpables de sus culpas. Sin embargo, en ellos no vemos respuesta, ningún gesto que nos anime, nada. Los ladrones y estafadores siguen haciendo de las suyas protegidos por el sistema. La justicia mira para otro lado y algunos que dicen representarla, también se llevan su buena parte del pastel. Se ataca al débil y el poderoso queda indemne. El aire huele a veces a otras épocas que creíamos superadas.

Nos toca pagar la factura de lo que otros han roto. Del despilfarro no se ha beneficiado el pueblo, nos han engañado y solo unos pocos bolsillos han tenido buena cosecha. Los demás hemos vivido en un espejismo, embobados por el brillo falso y efímero de los fuegos artificiales, persuadidos por palabras dulces que pronunciaban lenguas bífidas. Ahora los ricos son más ricos, los pobres más pobres y la clase media está agonizando.
Ha quedado demostrado que no funcionan las medidas tomadas, que a lo único que nos llevan los despropósitos del gobierno es a la más absoluta ruina y a hipotecar nuestro futuro y el de nuestros hijos. Encima se rien de nosotros y de los harapos que nos visten. No nos respetan y nos insultan desde las tribunas a las que han llegado gracias al pueblo. Los ciudadanos somos trozos de carne flotando en un mar turbio que está infestado de tiburones. Nadie nos explica de qué va esto y los que debían protegernos nos ponen el pie en el cuello para hundirnos más.
Ya hemos soportado bastante. Es el momento de salir a la calle, de gritar, de llamarles a la cara lo que son y de exigirles responsabilidades.
 
Víctor M. Jiménez Andrada.
Publicado en Cáceres en tu mano 17/6/2012

Objetivos

 
Vivía encadenado a las obligaciones y las prisas. Su existencia se limitaba a acaparar bienes que rara vez podía disfrutar. Un día oyó a alguien que dijo: “De aquí a cien años, todos calvos”. Desde entonces ha vuelto a sentir la brisa fresca con la que amanece cada día y trabaja lo imprescindible.
 
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 30/4/2012
Ilustración: Dibujo del natural sin terminar. Juan Carlos Cafferatta.

El invento


Inventó un aparato para medir el amor. Le pareció un descubrimiento maravilloso, pero al probarlo pudo ver, con espanto, los niveles verdaderos de este sentimiento. Muy a su pesar, destruyó el artilugio y prefirió que el mundo siguiera alimentándose de hipocresía.
  
Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 30/4/2012 
Ilustración: Mitsumi. Karla Zequineli

Medir las fuerzas

 
Cuatro chicos de un curso superior la habían tomado con él. Era bajito, delgado y con gafas. Cada recreo le robaban el bocadillo y se lo comían delante de sus narices. Nunca lo denunció a ningún profesor. Un día, después del recreo, los cuatro gamberros tuvieron que ser atendidos en la enfermería con fuertes dolores de barriga y una diarrea imparable. Eso les enseñó a no volverse a meter con el hijo del farmacéutico.
   
Víctor M. Jiménez Andrada.
Publicado en AVP 19/03/2012 
Ilustración: Mis amigos de la infancia. Marco Ortolan.

Deseos vanos

Te veo cada mañana, me cruzo contigo por la calle. Hoy he retenido la marcha disimuladamente y he esperado a que llegaras a mi altura antes de atravesar por el paso de peatones de siempre, para que mis ojos recorrieran por un breve instante tu cuerpo. No sabes cuánto me gustaría contarte esto. Cualquier día me decido y, aunque te sorprenda, rompo el hielo que nos rodea a esas horas tan tempranas. Pero sé que es imposible, porque tu no existe y yo tampoco.
  
Víctor M. Jiménez Andrada Publicado en AVP 20/2/2012
Ilustración: El deseo. Ezequiel Trevisi