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Mostrando entradas de noviembre, 2014

En el escenario

Pinto mi rostro para ejercer el arte arcano de buscar la veta esquiva de la sorpresa en lo más profundo, bajo la carcasa de la desgana. Un esbozo en unos labios de la última fila es un riego misericordioso en el desierto silente. Los caminos polvorientos conservan las huellas de los carros que un día hirieron con estas mismas letras. Salir del escenario, desmaquillarse, es abrigarse en las sombras de lo anónimo, volver a ser nadie para ser yo. (Del poemario Circo)

027-Cosas que llevo en el bolsillo

Sombra que escarbas entre los pétalos de la rosa, retrocede dos pasos y dime cómo me ves, pero no lo grites al viento.

Las promesas del que tiene el micro

El presentador carga una cesta colmada de adjetivos que lanza al cielo como pétalos de flores. Desde la distancia del espectador solo se percibe una danza de caleidoscopios y la excitación de los preludios. Las palabras mohosas son cimientos de espuma sobre los que se levantan castillos en el aire. Sabemos de hipérboles —falacias travestidas—,                     y nadie cree, pero todos enmudecen. (Del poemario Circo)

026-Cosas que llevo en el bolsillo

Las cicatrices son las credenciales de los cimientos, raices para elevarse sin miedo a los derrumbes.

¡Pasen y vean!

Un enjambre de luces empapa la noche en el páramo. Los decibelios ahogan al coro de grillos que decoraba la quietud. ¡Pasen y vean! La carpa deslumbra polillas y las atrae a sus entrañas. Se ignoran lo fugaces que son las raíces de la quimera. ¡Pasen y vean! Las promesas escupidas desde la megafonía sacuden el aire. En la taquilla se celebra un desfile de pupilas dilatadas. ¡Pasen y vean! ¡Pasen y vean!     (Del poemario Circo)

025-Cosas que llevo en el bolsillo

Hay que conocer la historia de Narciso para no naufragar en el reflejo. No creo belleza lo que de mis manos brota. La palabra toma sentido solo en piel ajena.