Papirowebxia

“Ellos montaron sus telares y simulaban estar muchas horas tejiendo.” El Conde Lucanor. Cuento XXXII. Don Juan Manuel El pícaro en el vestido cose lentejuelas de aire para deslumbrar con su brillo a los unicornios que decoraron las banderas. Añoro una voz infantil que diga:                 “¡El Emperador va desnudo!”   Hay muchas lenguas cortadas en el estómago del juez camaleón.

La piedra guarda las perlas de la aurora entre la bruma.

No estoy aquí para provocar la curva peligrosa de tus labios formando una partícula negativa. Muy lejos de mis intenciones mostrarte las palmas de mis manos. Sin embargo, dejaré migas de pan por el camino por si se te ocurre seguirme. Solo espero que la voracidad de los pájaros no me condene a la soledad de los panteones.

“nacidos para arder, para arder siempre.” Dámaso Alonso El soldado de plomo tiene los labios granados de cientos de besos perdidos. Sueña con un hogar de bóvedas de fuego y amores de papel. Entre tanto, el resto de la tropa fornica con la bailarina. Solo le queda el consuelo de burdeles de carretera que alquilan caricias para tullidos.

  Ya amanece osario el horizonte hasta el presente.

Ahora sé que la niebla ya se disipó tras este invierno tan largo que me impedía volver al verso primero. Aquel que, aunque imperfecto, ya hablaba de ti sin que ninguno lo supiéramos.