Entradas

Mostrando entradas de abril, 2022

Eco que se desvanece

Miserables los que vacían el odre viejo cuando pasean su riqueza.   Otros, con los bolsillos descosidos, guardan en sus pupilas la sonrisa del sol naciente.   La gloria, como el eco de campana, es efímera en el desierto del almanaque.   {Vamos, hermana, no te detengas a contemplarles}.  

Superposiciones

Los fuegos artificiales iluminan el cielo despejado. Cerca de allí, el campo aparece sembrado de cadáveres deformes. En unos segundos todo cambia. No hay color gris para los muertos, ni ningún color. Poco importa ahora tratar de señalar culpables. Pierden los que han sido segados por la guadaña implacable. El eco de la música sobrevuela los gritos de los heridos y el sonido de las sirenas. Miles de almas celebran en ese momento la noche mágica, mientras el horror, al otro lado de la colina, parte los ánimos más firmes como si fueran cañas secas. Quizás en algún rincón se espera a alguien que no acudirá. Será la hora de las llamadas sin respuestas. Mañana no habrá esperas, pero hoy la ignorancia es el mejor elixir para el corazón, al menos hasta que la noticia corra como un reguero de pólvora. Cuando el sol regrese, los diarios de la mañana se poblarán de fotografías macabras como si todo formase parte de un espectáculo. La vida seguirá con su latido constante para aquellos que tuviero...

Alma

Imagen
Alma, camino ¿Dónde está el sosiego para esta llama?

El arte de resucitar

{Flor que nace del tronco muerto, suspiro de la lluvia      sobre un corazón de lija o un verso acertado      del último de los poetas}           ↓ La vida brota inverosímil. Aunque las piernas pesen como plomo, seguimos adelante regados de promesas.

Ego te absolvo

Desde el principio aquella cara le resultó conocida. «No es posible», pensaba. Se había marchado de allí con dos años. Su familia había muerto en oscuras circunstancias y un tío suyo se hizo cargo de él. Muy joven encontró la vocación y en cuanto tuvo la edad ingresó en el seminario. Había regresado a su pueblo natal como nuevo párroco, después de ordenarse y de varios años en las misiones. «Es la voluntad de Dios», se repetía en sus oraciones. Los ojos de aquel viejo le eran muy familiares. Había algo en ellos que le daba miedo. Era una sensación extraña que no podía relacionar con nada, pero que le producía una honda inquietud. El anciano, como buen devoto, fue a confesar una tarde. Entonces se despejaron todas las dudas. El hombre descargaba su conciencia a la vez que él cargaba el alma con pesadas alforjas. El secreto de confesión lo libraba de la justicia humana, pero no podía protegerlo de la sed de venganza. Una noche, una patrulla de policía encontró al párroco en un apartado ...

Tirar de un hilo

Imagen
Tirar de un hilo y otro se destensa: labor de dioses.