Cielos artificiales
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño. HANS CHRISTIAN ANDERSEN Las lágrimas mueren invisibles cuando las ahoga el reflejo del oro y el terrible estómago insaciable absorbe las entrañas de la inocencia. El arte tiene la música del caer de las monedas y el verdadero aromade las flores yace enterradoen pozos sin fondos. Una luna de neón brilla en cielos artificiales y los caminos de la gloria terminan en horribles precipicios. Y ahí se encuentranel principio y el fin. Víctor M. Jiménez Andrada Publicado en L.B. nº.4