Entradas

Mostrando entradas de julio, 2013

Siempre hay un pasado

Imagen
  En aquel momento sabía que se iba a arrepentir de lo que estaba haciendo, pero necesitaba el dinero. Trató de ocultar su rostro lo mejor que pudo, sin embargo los flashes de las cámaras devoraron las sombras y varias decenas de fotografías delataron su presencia allí. Pasaron varios años y cuando había olvidado su vida anterior, el papel cuché desenterró los fantasmas.     Víctor M. Jiménez Andrada Publicado en Avuelapluma 20/5/2013 Ilustración: http://recursostic.educacion.es/bancoimagenes/web

"Catorce llaves" nuevo disco de Manuel Cobos

Imagen
CATORCE LLAVES es el nuevo discolibro de MANUEL COBOS en el que pone música a otros tantos poetas contemporáneos y en el que tengo la suerte de participar. Puedes colaborar en el proyecto a través de la web:  http://www.verkami.com/ projects/ 6094-catorce-llaves-nuevo-d iscolibro-de-manuel-cobos     

Gotas

Imagen
  Una gota, otra gota, otra gota. Lo peor sucede cuando se apaga la luz y quedan los quejidos ciegos y el olor intenso de los fluidos mezclado con la lejía. Una gota, otra gota, otra gota. Los calmantes no alivian el desconsuelo ni cierran los párpados de los peces atrapados en burbujas de cristal. Una gota, otra gota, otra gota. Las horas, fabricadas en serie, se extienden con exasperante parsimonia por los pasillos desiertos. Una gota, otra gota, otra gota. El taconeo de unos pasos firmes rompe, de vez en cuando, la espesa atmósfera de los últimos alientos. Una gota. Se acaba el líquido que absorben los gusanos castigados y sedientos, por dos minutos y después una gota, otra gota, otra gota.      Víctor M. Jiménez Andrada de "Versos del inso mnio", L etras C ascabeleras, 2012 Fuente imagen: http://recursostic.educacion.es/bancoimagenes/web/  

Traición

Imagen
Según dictaminó el juez, había cometido un acto de terrorismo sin precedentes. Aquella traición se pagaba con la vida. Hasta que llegó el día de la ejecución, sufrió torturas terribles, pero le consolaba saber que las consecuencias de sus actos eran irreversibles y que aquellos tiranos tenían los días contados, aunque él no estuviera para verlo. Muchos intentaron visitarle, pero los guardias no consintieron otra presencia allí que la del capellán de la prisión. La orden de aislamiento era estricta. El día señalado, se llegó a concentrar tanta gente a las puertas del penal que el ejército, aún empleándose a fondo, no consiguió disolverlos. Se cumplió la sentencia poco después del amanecer, pero para entonces y gracias a su labor, los hijos de los esclavos sabían leer.   Víctor M. Jiménez Andrada publicado en “Comidas para llevar”, Ed. Rumorvisual, 2011 

El secuestro de la estatua ecuestre

Imagen
     Una grúa avanza por la calle solitaria       —la escoltan sirenas que rasgan las sombras— y alcanza la plaza donde mora el dictador derrocado por la parca inmisericorde y el olvido. Es la mejor hora para arrancar avisperos aunque hay guantes de policía  por si hace falta consolar nostalgias. Cuatro operarios indiferentes cruzan con eslingas la estatua ecuestre que pronto se eleva por los aires con un solemne redoble de motor. (alguien sonríe ante la desproporción de los testículos del animal y la cabeza del dueño). La imagen es casi cómica:                el caballo parece asustado en un último relincho                y el jinete un muñeco indefenso ante el vaivén. Un camión se lleva, bajo el anonimato de una lona, al que durante años ha presidid...