En el fragor de la batalla, dos soldados enemigos cayeron, uno al lado del otro, gravemente heridos. Uno de ellos preguntó: —¿Por qué?
Murieron sin respuesta.
Víctor Manuel Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma n. 216
Ilustración: Oh, soldados que la muerte sembró...
Ehivar Flores Herrera
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Ilustración: Oh, soldados que la muerte sembró...
Ehivar Flores Herrera
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