La orquesta


Cada momento su banda sonora.
Alternar la alegría con el redoble de tambor
y provocar que los dientes devoren uñas
es oficio de maestros.

Desde su rincón sombrío las notas visten
          —como modistillas generosas—
la gloria de los artistas.

A veces la ausencia no se tiñe de silencio
y la trompeta llora en las manos del payaso triste.
    

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