Ecosistema mínimo (IV)

Nunca coleccioné mariposas; no soporto la quietud de unas alas muertas. Me gusta verlas volar, aunque sea lejos de mí, salpicando con sus colores el aire denso de esta primavera que ya escribe su epitafio.
   
 

Ecosistema mínimo (III)

El rubor de la tarde se prende en las mejillas para delatar lo inexplicable. A veces un poema gusta y no sabemos el porqué, ni tampoco hace falta conocer qué provoca la fuerza descomunal de una semilla. Es muy dulce la sensación de mis pies tambaleándose cuando imagino que me miras.