“Todo cuerpo persevera en su estado de
reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a
no ser que sea obligado a cambiar su estado
por fuerzas impresas sobre él.”
Primera ley de Newton
Alicia me dice que para escribir un poema tiene que
llevar dos copas de más.
Dos copas de más son las marcas que quedan en el
asfalto cuando se frena en el límite, y ahí es donde
brotan sus versos.
Sus versos son endecasílabos mirados a través de
una niebla espesa en una madrugada de diciembre.
Distingue en sus palabras el norte de todas las
brújulas y ahora espera que me confiese seguidor de
la doctrina.
-Si me tomo una de esas solo esbozaré
disparates -le respondo.
Me mira con lástima (o con asco). Tal vez piensa
que así nunca aportaré algo digno al anaquel de los
inmortales.
He oído hablar de sus famosos banquetes de
hongos (alucinógenos, por supuesto) para visitar a
la Reina de Corazones.
Eso explicaría tantas maravillas en un solo país.
(del libro "El último diente de leche")
Ecosistema mínimo (IX)
Llevas el aroma de la tierra mojada clavado en tu sonrisa, la guirnalda de los días de fiesta reflejada en las pupilas y el hechizo de los zarzales en flor ribeteando tu estela. ¿Qué más puedo pedir que tenerte tan próxima?
055- Cosas que llevo en el bolsillo
Hay que domar
la belleza
de lo salvaje
para servirla en bandeja de plata.
Mi paladar delicado
no soporta las falsas excusas.
de lo salvaje
para servirla en bandeja de plata.
Mi paladar delicado
no soporta las falsas excusas.
Ecosistema mínimo (X)
Es inagotable el manantial. Vendrán otros a beber cuando ni siquiera seamos recuerdo, igual que hacemos nosotros ahora, sin conocer qué huesos hay enterrados bajo el suelo que pisamos.
Al pasar la barca
El barquero no cobra
cuando se alimenta
con frutas verdes.
Le gusta escarbar
como gusano húmedo
bajo el tejido de algodón
que oculta el pálpito primero.
Una niña bonita,
que viste de cuero y metal,
azota con un látigo
la espalda del barquero,
hasta que se desmaya
sembrado de heridas.
Cuando despierta,
con gajos de limones
cosidos a los ojos,
no le queda más que un cielo
con estigmas de la tormenta,
huérfanas interrogaciones
flotando en su frente
y los restos de un naufragio
varados en la orilla.
(del libro "El último diente de leche")
cuando se alimenta
con frutas verdes.
Le gusta escarbar
como gusano húmedo
bajo el tejido de algodón
que oculta el pálpito primero.
Una niña bonita,
que viste de cuero y metal,
azota con un látigo
la espalda del barquero,
hasta que se desmaya
sembrado de heridas.
Cuando despierta,
con gajos de limones
cosidos a los ojos,
no le queda más que un cielo
con estigmas de la tormenta,
huérfanas interrogaciones
flotando en su frente
y los restos de un naufragio
varados en la orilla.
(del libro "El último diente de leche")
054- Cosas que llevo en el bolsillo
Demuele más el silencio
que los cañonazos.
No preparé las murallas
contra este desierto de palabras.
que los cañonazos.
No preparé las murallas
contra este desierto de palabras.
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