No cometas el error de sacarme de mi error

¿A ti qué más te da
que en el horizonte
vea gigantes
o molinos de viento?

Con el engaño de mis ojos
construyo un poema
para el curtidor de las nubes.

Ya, cuando el camino me acerque,
aceptaré los fallos
en el algoritmo que envuelve
estas palabras;
pero sin prisas,
que tenemos todo el tiempo
para soñar y ser soñados.

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