Caminamos, volvemos al principio
tras recorrer el laberinto:
ecosistema cíclico
que nos sostiene.
«Polvo eres...»,
predica el libro sagrado
del Génesis.
Sin embargo, no hay retorno
al minuto que muere
{nos movemos en un binomio
espacio/tiempo irrepetible}.
Caminamos tal vez en círculo
o a ningún lugar
o al principio↔fin.
Poco importa, después de todo.
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