La disparatada idea del señor Jones
El tristísimo aniversario del 11-S tiene un protagonista que ha saltado a los medios de comunicación de todo el mundo no precisamente por su tolerancia y su buen hacer. El pastor Terry Jones ha amenazado con la quema pública del Corán, libro sagrado de la religión musulmana —como sabemos, esta fe la profesan millones de personas pacíficas en todo el mundo—. Es, se mire como se mire, una ofensa y una provocación clara contra un colectivo que, como cualquier otro, merece todo el respeto. Este tipo de despropósito lo único que consigue es el rechazo de la inmensa mayoría de la sociedad, un tremendo dolor de cabeza para los gobernantes que tienen que acudir con paños fríos y en el peor de los casos levantar la ira de los sectores más radicales. No sabemos que Dios defiende el señor Jones, pero desde luego no es el Dios de la concordia, la convivencia y la paz. La parte más negativa es la publicidad que se le ha dado a un personaje que de otra forma no hubiera sido conocido fuera de su reducido entorno. Soy el primero que lamenta escribir sobre él, pero no puedo mantenerme callado ante la infamia. Espero que el señor Jones rectifique y no solo no lleve a cabo su amenaza, sino que pida perdón públicamente por su disparatada idea. Me gustaría terminar estas líneas recordando que la Constitución Española, norma fundamental de convivencia de nuestra sociedad, en su artículo 16 dice: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley”.
Comentarios
Pero lo que no deja de sorprenderme es como puede alguien creer que un Dios grandioso necesita la asistencia de humanos para guiar a los otros.