El eterno retorno de las cosas


El viento mece los juncos
cuando el día envejece
en un cielo
sembrado de naranjas.

El sol agoniza en el horizonte
y refleja su último aliento
en las aguas metálicas.

El final es un comienzo
y la muerte pare
el reino de la luna.

Palpitamos
en un ciclo infinito
en el que somos lo simple,
pequeñas partículas
que se arrastran al antojo
de los elementos.

Víctor Manuel Jiménez Andrada
Poema publicado en Ars et Sapientia nº.32-agosto 2010

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