las migajas del banquete,
untadas en falsas promesas.
Lamemos la mano
del amo
llenos de felicidad
y vacíos de razón.
Al llegar la noche,
nos arremolinamos ciegos de miedo.
No sabemos que el lobo
que nos devora
es el mismo que nos alimenta.
Víctor Manuel Jiménez Andrada
1 comentario:
Me suena un poco a realidad, ¿no es así cuñao?
Por cierto, yo también sigo tu blog
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