Jugar al despiste


Sabía que lo perseguían. Durante bastante tiempo trató de despistarles hasta que, después de mucho esfuerzo, lo consiguió. Sonrió con satisfacción, pero un nuevo mal se ciñó a su corazón: de tanto esconderse, se había perdido.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 4/7/2011

Ilustración: Roberto Wong; ¿Donde estás corazón?

1 comentario:

Alfonso Carabias dijo...

Es que no se puede salir de casa sin el gps....

Un saludo cuñao.