No es sencillo avanzar con una bicicleta por la ciudad. Las aceras están llenas de peatones que no permiten que invada su espacio ningún vehículo y por el asfalto rugen animales movidos con motores. El carril bici es casi una utopía y de poco valen unos cuantos kilómetros por la periferia, que también se empeñan en ocupar los peatones que buscan lugares diferentes por los que pasear para quemar kilos y bajar sus niveles de colesterol. El ciclista urbano recorre cada mañana su trayecto como si tuviera que pedir prestado el espacio que ocupa, mientras respira el humo que vomitan los coches a un aire que cada vez es menos aire. Muchas veces ha pensado abandonar su bicicleta y coger el autobús. caceresentumano.com Hay demasiados obstáculos contra los que luchar y ya es bastante complicada la vida como para quererla complicar aún más con algo de lo que puede prescindir. Sin embargo, pronto espanta de su cabeza esa idea. Su forma de desplazarse le gusta, le da libertad y le hace feliz. El re...