Miradas



Me gustaba mirar a las ventanas de mis vecinos sin más intenciones que el entretenimiento y la curiosidad. La muchacha me descubrió, me hizo un gesto obsceno con el dedo corazón y me sacó la lengua. Cerró la persiana con rabia y yo me quedé paralizado mientras un intenso calor se apoderaba de mis mejillas. Desde entonces soy más cuidadoso y solo espío refugiado detrás del visillo, pero ya nadie abre las cortinas. Mucho me temo que se ha extendido mi fama por el barrio.
  
Victor Manuel Jiménez Andrada
Publicado en AVP, 15/ene/2013
Fuente de la imagen: http://recursostic.educacion.es/bancoimagenes/web/

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