El mono solloza por una perla de sabiduría con la que amordazar la médula de la risa, el delirio del sistema métrico y el lugar en el que anidan los fetos de la burla. En el umbral embarrado de la desesperación un plátano podrido no es consuelo cuando por los vitrales del alma se cuela un halo de pálido odio. Y no hay peores cerrojos que aquellos transparentes que unen las cadenas alrededor del pescuezo de una voluntad tallada en papel de seda. (del poemario Circo)