Ecosistema mínimo (VI)

Un rayo de sol atraviesa las copas de los árboles para hilvanar el polvo que desprenden los libros de historia, aquellos que se escriben con la tinta anónima de nuestras vidas. Un poco más allá, tus labios entreabiertos auguran el dulzor inalcanzable de las cerezas. Con esa estampa acuño mis monedas, las que usaré en el futuro para pagar el peaje terrible de la ausencia.
 

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