Los guijarros tocan mis pies descalzos, no para herirme sino para
acariciarme con la esencia de una historia que siempre se repite. Te
contemplo una vez más, para hacerte perenne cuando el otoño me bese
en la frente con sus primeras lluvias. Te contemplo una vez más para
hacerte poema algún día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario