Inicio el viaje en la palabra
camino,
sin pretensión de luz
que arañe el horizonte.
(2)
Aquí, el vuelo del vencejo
no entiende de extranjeros
y dicen que los versos
brotan en ciertos manantiales.
(3)
Agradecido habitaré
cualquier no lugar que me acoja
-hasta el amanecer siguiente-
con la ternura de una madre.
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