Oficios

Como un mosquito que pone sus huevos y los abandona a su suerte, lanzo palabras a la brisa para que vuelen libres y se pierdan. Escribo también en la arena para que, con un poco de suerte, unos ojos lean antes de que la pleamar cumpla con su función. Este es mi oficio peor remunerado, pero el más querido.

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