Vacié el cargador sobre su cuerpo. Primero en la espalda, a traición, y cuando estuve cerca sobre el rostro. Cayó al suelo y se levantó con una sonrisa.
—Ojalá todas las guerras fueran con pistolas de agua —me dijo mientras me besaba con ternura.
Víctor Manuel Jiménez Andrada
2 comentarios:
¡JAJAJA! :]
¡Ojalá! :]
¡mUCHos salUCHos de hOjalata! :]
Ojalá toda la violencia fuera de esta manera y más en verano, jeje
Un saludo indio
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