En el escenario

Pinto mi rostro para ejercer el arte arcano
de buscar la veta esquiva de la sorpresa
en lo más profundo, bajo la carcasa de la desgana.
Un esbozo en unos labios de la última fila
es un riego misericordioso en el desierto silente.
Los caminos polvorientos conservan las huellas de los carros
que un día hirieron con estas mismas letras.
Salir del escenario, desmaquillarse,
es abrigarse en las sombras de lo anónimo,
volver a ser nadie para ser yo.


(Del poemario Circo)

027-Cosas que llevo en el bolsillo

Sombra que escarbas
entre los pétalos de la rosa,
retrocede dos pasos
y dime cómo me ves,
pero no lo grites al viento.

Las promesas del que tiene el micro

El presentador carga una cesta colmada de adjetivos
que lanza al cielo como pétalos de flores.
Desde la distancia del espectador solo se percibe
una danza de caleidoscopios y la excitación de los preludios.
Las palabras mohosas son cimientos de espuma
sobre los que se levantan castillos en el aire.
Sabemos de hipérboles —falacias travestidas—,
                    y nadie cree, pero todos enmudecen.


(Del poemario Circo)

¡Pasen y vean!

Un enjambre de luces empapa la noche en el páramo.
Los decibelios ahogan al coro de grillos que decoraba la quietud.

¡Pasen y vean!

La carpa deslumbra polillas y las atrae a sus entrañas.
Se ignoran lo fugaces que son las raíces de la quimera.

¡Pasen y vean!

Las promesas escupidas desde la megafonía sacuden el aire.
En la taquilla se celebra un desfile de pupilas dilatadas.

¡Pasen y vean! ¡Pasen y vean! 

  
(Del poemario Circo)

025-Cosas que llevo en el bolsillo

Hay que conocer
la historia de Narciso
para no naufragar en el reflejo.

No creo belleza
lo que de mis manos brota.
La palabra toma sentido
solo en piel ajena.