El corazón de la crisálida

En el ocaso de la primavera
el caballito de cartón se quema
en el fuego de unos labios
que mancillan la inocencia.

En el estertor de las horas
se cobijan muñecas viejas,
apartándose de la mansedumbre
de un candor fingido.

Los juguetes de cuerda
paran sus corazones
y claudican sin resistencia
ante el inminente cataclismo.

El humo eclipsará
el brillo del arcoíris
cuando el trémulo aleteo
despierte al día.

Se vaticina la metamorfosis
bajo el caparazón de la crisálida.

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