Nada

“Ellos montaron sus telares y simulaban
estar muchas horas tejiendo.”

El Conde Lucanor. Cuento XXXII. Don Juan Manuel

El pícaro en el vestido cose
lentejuelas de aire
para deslumbrar con su brillo
a los unicornios
que decoraron las banderas.

Añoro una voz infantil
que diga:
                “¡El Emperador va desnudo!”
 
Hay muchas lenguas cortadas
en el estómago
del juez camaleón.

Ecosistema mínimo (XXII)

No estoy aquí para provocar la curva peligrosa de tus labios formando una partícula negativa. Muy lejos de mis intenciones mostrarte las palmas de mis manos. Sin embargo, dejaré migas de pan por el camino por si se te ocurre seguirme. Solo espero que la voracidad de los pájaros no me condene a la soledad de los panteones.

Para terminar fundidos

“nacidos para arder, para arder siempre.”
Dámaso Alonso

El soldado de plomo
tiene los labios granados
de cientos de besos perdidos.
Sueña con un hogar
de bóvedas de fuego
y amores de papel.

Entre tanto, el resto de la tropa
fornica con la bailarina.

Solo le queda el consuelo
de burdeles de carretera
que alquilan caricias
para tullidos.

Ecosistema mínimo (XXI)

Ahora sé que la niebla ya se disipó tras este invierno tan largo que me impedía volver al verso primero. Aquel que, aunque imperfecto, ya hablaba de ti sin que ninguno lo supiéramos.