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Críticas

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Dicen que está muy bien que hablen de uno aunque sea mal. Tomar la bofetada como elogio, además de un buen ejercicio de autocontrol, dignifica al abofeteado de alguna manera. Hay que aceptar la crítica, aunque no sea constructiva y detrás de las palabras exista un colmillo retorcido clavándose en lo más profundo de la carne. Bueno, esto en teoría, porque la realidad es otra, y aunque el rostro parezca impasible ante unas frases que aguijonean la lógica, todos tenemos un "corazoncito" que sufre en silencio el flajelo cruel de quien no pone sino mala fe en su oficio, que más bien parece el del verdugo. A veces uno hace un trabajo del que se siente especialmente orgulloso, y hablo de la edición de un libro. Un trabajo en el que, además de dinero y esfuerzo, se deposita toda la ilusión y mucho, muchísimo tiempo. Entonces, cuando los elogios llueven por todos sitios ante el resultado esperado, salta, como una garrapata sobre la piel inocente, la aguda crítica disfrazada de bon...

Ecosistema mínimo (VII)

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Temo el verso del loco que profetiza tempestades, el verso escrito en la cara oculta de la luna, el que desvela sin metáforas la sed perenne que me persigue en esta soledad vestida de domingo.    

Las ventajas de salir con una bruja

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1 La bruja cultiva racimos de besos negados en labios que el calor prometen de la marmita. La magia es el desamor que late en sus vísceras y la tristeza dibujada por el índice de un niño, que alguna vez fui yo. La conocí en un tiempo dichoso, cuando llamaba fe a mi ignorancia. Huí. Más tarde supe que el oasis que creía habitar era un desierto rodeado de nieves eternas. Entonces la busqué o tal vez ella me encontró. 2 Esta noche hemos quedado para hilvanar augurios en el viento, bailar desnudos por los laberintos, bebernos a tragos el zumo de los relojes y levantarle las enaguas a esa luna tímida que sonríe desde la estación en la que el último tren aguarda. No hay nada como volver a casa en escoba. (del libro "El último diente de leche") 

Juegos de un niño de barrio.

“ El hoy fugaz es tenue y es eterno” Jorge Luis Borges En aquel tiempo del polvo de tiza y de la goma de borrar, romper los pantalones por las rodillas era la hecatombe tras la batalla. El Alto Mando prefería la sangre a la tela rasgada. Entonces las pedradas eran bromas, las espadas ramitas de árbol nuevo y medallas los puntos de sutura. Los acuerdos de tregua sabían a chocolatinas. Hoy, sobre pantallas táctiles, los dedos blancos       -con destreza de cirujano- manejan asesinos insaciables. Yo también maté enemigos                         (de mentira). (del libro "El último diente de leche")

Ecosistema mínimo (VI)

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Un rayo de sol atraviesa las copas de los árboles para hilvanar el polvo que desprenden los libros de historia, aquellos que se escriben con la tinta anónima de nuestras vidas. Un poco más allá, tus labios entreabiertos auguran el dulzor inalcanzable de las cerezas. Con esa estampa acuño mis monedas, las que usaré en el futuro para pagar el peaje terrible de la ausencia.  

Ecosistema mínimo (V)

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Soy el liquen que aguarda paciente el regalo de la gota que pintará de verde mi fachada, para engalanarme al paso de tu fulgor. Tal vez solo aspiro a un roce de tus dedos en un amago de caricia, pero mi destino es otro: pasar inadvertido en este rincón del jardín que compartimos por casualidad.   

Regreso a Ítaca

Regreso a Ítaca, Penélope me espera con la mirada llena de manzanas maduras. Nos fundimos en un abrazo de hojarasca y licor añejo. Atrás quedan los cantos de sirena y los desvelos en las madrugadas. (A María)