Demasiado vino


Tomaron vino para evadirse. La noche se les fue de las manos y pasaron de evadirse a olvidarse. Terminaron no reconociéndose. Solo cuando vieron el contenido de sus vómitos supieron que habían cenado juntos.

Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 18/7/2011

Ilustración: Pío César Robla Álvarez; Paraiso cercano

Lugares semejantes


Pedro era el portero de la discoteca El Paraíso. Tenía fama de buen profesional. Un empresario, dueño de otra famosa sala denominada El Infierno, contrató sus servicios. Así, Pedro pudo comprobar que, aunque la decoración cambiara, los clientes de ambos locales eran semejantes y a veces los mismos.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 18/7/2011

Ilustración: Marcos Oliva; La Fiesta.

La verdad de Pinocho

He llenado un saco
con las palabras de Pinocho
y las he arrojado
desde el balcón
del palacio.

Hartos de discursos
llenos de vacíos
los ciudadanos
festejan
las mentiras
verdaderas.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en GATOS Y MANGURRIAS, nº. 2 ago-sep 2011


Gafas de sol

No uso gafas de sol. De jovencito sí. Me compré unas de espejo, en un puesto callejero. Sí, lo sé. Sé lo que pensáis, pero eran los ochenta y yo tenía dieciséis años.

Hoy veo a la gente con gafas de sol incluso donde no hay sol: en zonas de umbría, en el interior de los locales y hasta por la noche. Existe, o siempre ha existido una tendencia a ocultar la mirada. Quizás es que los ojos son las ventanas del alma y nadie está dispuesto a desnudar la suya delante de los demás. De todas formas, tenemos que reconocer que la mayoría llevan gafas de sol más por moda que por necesidad y al final los ojos se acostumbran a ver todo más opaco y más amortiguado. Es una forma diferente de percibir la realidad. Los colores se hacen más tenues a través de un filtro y así se evitan deslumbramientos innecesarios, aunque como contrapartida, se pierde la belleza de los matices de la vida.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Digitalextremadura.com 9/8/2011

Ilustración: María Juana Botero Restrepo; Bañista al atardecer

Jugar al despiste


Sabía que lo perseguían. Durante bastante tiempo trató de despistarles hasta que, después de mucho esfuerzo, lo consiguió. Sonrió con satisfacción, pero un nuevo mal se ciñó a su corazón: de tanto esconderse, se había perdido.


Víctor M. Jiménez Andrada
Publicado en Avuelapluma 4/7/2011

Ilustración: Roberto Wong; ¿Donde estás corazón?