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Mostrando entradas de 2017

Ecosistema mínimo (XIX)

Mi silencio es la respuesta, porque no voy a tentar a la pregunta impertinente. Sí, tal vez lleve algunos secretos cosidos en mi camisa, pero ¿a quién le importa? La verdad es este momento tan lleno de luz, junto al río. La verdad eres tú fundiéndote en el paisaje ante mis instintos caníbales.

Cuento de Navidad

El señor Scrooge se despierta con una horrible taquicardia y el sabor ácido de las pesadillas pegado al paladar: “Una mala digestión la tiene cualquiera”, se dice. A la luz del día, los fantasmas de la madrugada forman una niebla que se deshace con los dedos. La conciencia agitada se serena y vuelve al dique cuando comprueba las cuentas de activo en el balance.   Seamos sinceros: miles de señores Scrooge se pasean cada Navidad, con las barrigas repletas, sobre una alfombra de desdicha. NOS importa un comino la cartografía de las desembocaduras y la soledad de los funerales.

Nueva vida

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Tiene quince años. Rebosa vida. Sale de la ducha muy perfumado. Se viste con su ropa nueva. Ha quedado con ella. Es la primera vez. Se marcha de casa.  En un rincón de la habitación, el viejo osito Teddy llora desconsolado y grita: —¡Adúltero!

063-Cosas que llevo en el bolsillo

Saben a sal las lágrimas para que nos cosamos a la solapa la inmensidad e una tristeza surcada por minúsculos veleros.

Ecosistema mínimo (XVIII)

Tu risa es la aldaba que despierta a las corolas que habitan en el lecho de espinos. Desconozco cómo he llegado hasta aquí, pero no quiero marcharme. La vida tiene estos momentos irrepetibles y efímeros que hacen que todo tenga sentido bajo un cielo de moras. El rumor del riachuelo seguirá aquí cuando ya no estemos, igual que tú en mí, a pesar de esta condena de líneas paralelas.

Haikus. El opúsculo del caminante

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El corazón de la crisálida

En el ocaso de la primavera el caballito de cartón se quema en el fuego de unos labios que mancillan la inocencia. En el estertor de las horas se cobijan muñecas viejas, apartándose de la mansedumbre de un candor fingido. Los juguetes de cuerda paran sus corazones y claudican sin resistencia ante el inminente cataclismo. El humo eclipsará el brillo del arcoíris cuando el trémulo aleteo despierte al día. Se vaticina la metamorfosis bajo el caparazón de la crisálida.

Presento "El opúsculo del caminante"

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Ecosistema mínimo (XVII)

Ofrezco a la corriente cintas de colores para que el invierno jamás empañe tu nombre divino. Los miliarios nos hablan de la eternidad y su devoción por el polvo de los senderos, aquel que viene de parajes lejanos y que esparce un aliento del norte. ¿No sería entonces posible tallar este ahora sobre el agua?

062-Cosas que llevo en el bolsillo

Dolor de muerte y parto sangre seca, corazón palpitante en cada margen de esta frontera que construyo al despertar.

Palabras de Pinocho

He colmado un saco con las palabras de Pinocho y las he lanzado al aire desde el balcón del Palacio. Hartos de discursos vacíos, los súbditos festejan estas mentiras verdaderas que riegan el erial como confeti de colores.

Ecosistema mínimo (XVI)

¿Hay algo más complejo que la profundidad transparente del río? Sin artificios ni caleidoscopios, la tiara de luz sobre tu frente devora mis ojos de animal nocturno.

061-Cosas que llevo en el bolsillo

Escribo notas absurdas a pie de página para justificar cada ahora sobre un almanaque de papel mojado. Luego me pierdo en el vuelo de una mosca.

La pereza

Al sentir el calor del aliento del príncipe sobre su mejilla helada, Bella Durmiente protesta: “ Cinco minutos más, por favor”. ¡Es tan cómodo el colchón de plumas subvencionado con el oro falso de los extranjeros!   Dormir parece la mejor opción. Así la tibieza de los sueños apacigua la avaricia de los clavos oxidados y las cenizas que rebosan en los cangilones no salpican las frágiles pupilas de la voluntad.

Ecosistema mínimo (XV)

Sobre la partitura del aire se escribe la música del agua con brillo de plata. Tu voz acompaña la melodía. Canto de sirena que me empuja al corazón de la tristeza. Las intenciones de las avispas se disfrazan de algodón cuando me condeno al laberinto de espejos.

060- Cosas que llevo en el bolsillo

En lágrima ajena descubro aquella que cultivo en tus párpados con el estiércol hediondo que brota de mi lengua.        Tengo que aprender        a tragarme mi vómito.

Las tretas del gato

El gato embustero, oculto en la sombra, gobierna a su antojo los hilos de la marioneta del vástago del molinero convertido en Marqués de Carabás. Cada día calza sus botas de punteras de acero para patear los rostros de los desahuciados, mientras perfuma su corbata con el aroma de honestidad que compra en el chino de la esquina a dos euros el frasco. Después de conocer el destino del ogro, huyo del ronroneo.

Ecosistema mínimo (XIV)

La norma es dejarlo todo como está. Evitar quebrar la mínima rama, no espantar a los insectos y permitir que el agua siga su camino. Formar parte del entorno sin mancillarlo, pasar desapercibido como el grito de las rocas y confundirme con el musgo cuando tus ojos me recorran en su peregrinar azaroso.

059-Cosas que llevo en el bolsillo

Anida en las encías el sabor último, ese que nos anuncia la inevitable tormenta apocalíptica y que nos corta a todos por la misma tijera.           Mi mayor consuelo           es la desesperanza.

Un lugar de viejos

“¡Ay de mi Alhama!” Romance anónimo El sonido de la flauta ahuyenta a los habitantes de Hamelín y les recuerda que es mal negocio vender futuro al mejor postor. Intuyen que ni los hombros de Atlas soportarán los intereses de unas hipotecas a largo plazo. Añoran la época de las ratas y de los llantos, mientras que por las calles desvaídas rumian pesares y mastican piedras del río. (Del libro "El último diente de leche")

Ecosistema mínimo (XIII)

No hay frontera más difícil de cruzar que los centímetros que nos separan. Mis dedos de sombra jamás rozarán el suspiro incendiado de tu pecho, aun así juego a los dados con la esperanza de que el destino se equivoque. Ya sucedió otras veces, aunque entonces fluía bajo este tronco savia nueva.

Algunos textos del libro "Encélado"

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058-Cosas que llevo en el bolsillo

Esta cicatriz que no escondo es todo lo que me queda del filo de tus besos cortando alas de mariposas blancas.           Siempre es mejor la huella           que su ausencia.

Las artes de cenicienta

“Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí,  y me debilitaré y seré como todos los hombres.”  Jueces 16:17 No me fío de quien abandona zapatos de cristal en mitad de las escaleras como señuelo para corazones incautos, ni de los labios rosas que ocultan colmillos. Unas redes caza-suspiros son cepos para osos. Lo aprendí, de mancebo, en los jardines de Dalila. Desde entonces sé que el arte milenario de forjar anzuelos roza la perfección en los dedos suaves de aspirantes a princesa. (Del libro "El último diente de leche")

Ecosistema mínimo (XII)

Busco la flor minúscula que nace en la umbría, a los pies de la corriente cristalina que brota de un sueño de lija, la perseguida por los cazadores de inocencias que deambulan por las fábulas, la flor que acunas con dulzura en la oquedad de un pálpito, la que nunca me atreveré a pedirte prestada.

Lectura en Salamanca

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057-Cosas que llevo en el bolsillo

Roido por la tristeza de las hojas amarillas me amarro a la certidumbre del polvo arrastrado por un viento del Norte.           Ya no suenan los cascabeles           en las mañanas de sábado.

13 de junio 2017, lectura en Salamanca, organizada por Pentadrama

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Participación en la acción colectiva diseminada “Rastros” de Isabel León

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Participación en la acción colectiva diseminada “Rastros” de Isabel León. Cáceres, 3 de junio de 2017  

Escribir un poema en Lisboa

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