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Letras Breves nº. 18 (Y último)

Después de 5 años publicando LETRAS BREVES, doy por finalizada esta etapa con el número 18. Puedes descargártelo aquí, imprimirlo a doble cara y plegarlo como un tríptico. También puedes descargarte todos los números anteriores.    LETRAS BREVES (julio 2010 - diciembre 2015)

047-Cosas que llevo en el bolsillo

Suspirar hondo para que salga a la superficie el chapapote que se me pega a la garganta. De nada vale las corazas contra las agujas del reloj.

El altar de los sacrificios

Amparado en la oscuridad de la noche, mi figura recorre las calles más sombrías. Busco almas semejantes para alimentar mi sed eterna, para aplacar, aunque sea por unas breves horas, la necesidad terrible que me atormenta. Oculto mi rostro para no ser reconocido. No siento vergüenza, pero mi condición debe guardarse de las miradas inquisitivas.    Esta noche, como tantas otras, Magdalena va de mi mano. Ella también está hambrienta. Ella busca, igual que yo. Su sed, como la mía, es eterna. Somos criaturas de la misma especie, su instinto es de depredador.    Llegamos a un punto acordado. Nuestro coto por esta noche. Hoy somos ocho en la Comunidad. Nos cazamos y nos devoramos unos a otros, sin piedad alguna. La batalla es feroz. Cada uno de nosotros posee por un momento el ansiado y efímero cáliz para derramar en los labios unas gotas del néctar que contiene.     Antes que el alba rompa el horizonte, todo termina. Luego, como animales acorralados, ...

046-Cosas que llevo en el bolsillo

He defendido castillos de arena, incluso castillos en el aire, conociendo la fragilidad de sus cimientos y sabiendo que con ello me ataba a la derrota.

Ataduras

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045-Cosas que llevo en el bolsillo

Aguanto las pedradas sobre el ring y no creo en las alas que inundan el calendario. Un verso es lo más cerca que estaremos de volar.

Placer

Perdí otra noche derrochando besos sobre tus labios de cristal. Entonces decidí marcharme.   Busqué más allá de la frontera de tu piel placeres prohibidos y vetados a mi católico corazón. Encontré el infierno y en su centro flotaba aún la sombra de tu presencia escondida. Me desnudé de los principios aprendidos entre capones y sotanas negras y comulgué con pieles extranjeras.    Volví a ser feliz cuando descubrí el color del fuego de tus ojos y te encontré de nuevo en los reinos oscuros. Decidí quedarme para morir en tus brazos.   (v.m.j.a. 11/11/04)

044-Cosas que llevo en el bolsillo

Me abrazo al asta de un toro salvaje para huir del veneno que esconden las veletas.                 Mejor morir                 a que me den por muerto.

Eclipse de mar

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043-Cosas que llevo en el bolsillo

Decidir es poner la última pieza de un puzzle que ya han construido previamente y que ese hecho tan vacuo nos inunde de satisfacción.

Letras Breves nº. 17

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Ya está disponible Letras Breves nº. 17 para su descarga gratuita . Puedes imprimirlo a doble cara y doblarlo como un tríptico.     

042-Cosas que llevo en el bolsillo

El rumor de las nueces tatúa la piel de Céfiro de nostalgias. En esa frontera estoy con un pie a cada lado.

Monito de circo

El mono solloza por una perla de sabiduría con la que amordazar la médula de la risa, el delirio del sistema métrico y el lugar en el que anidan los fetos de la burla. En el umbral embarrado de la desesperación un plátano podrido no es consuelo cuando por los vitrales del alma se cuela un halo de pálido odio. Y no hay peores cerrojos que aquellos transparentes que unen las cadenas alrededor del pescuezo de una voluntad tallada en papel de seda. (del poemario Circo)

La baldosa

Una baldosa suelta en la calle sirve de entretenimiento a un niño que la pisa a un lado y a otro para moverse como un péndulo. Debajo, las pobres hormigas no comprenden la procedencia del terremoto que está terminando con ellas. (del libro Encélado)

041-Cosas que llevo en el bolsillo

Por mucho que domine el arte de los anzuelos, no podré atrapar al escurridizo instante. Nadie lo ha capturado jamás, aunque eso no consuela.

Equilibrios complicados

Amarte fue hacer equilibrios sobre una pelota y plantarle cara a un suburbio lóbrego de tiempo apuntalado en el glaciar de tus besos. No por esperada la punzada en mis pies fue menos funesta cuando un alfiler arrancado de tus vísceras me hizo perder la armonía. Sin pelota que sostenga un nimio fragmento de mí solo me queda claudicar y agazaparme lejos del torrente de luces. (del poemario Circo)

Amor

Tu camiseta dice: I love you. Hace falta saber quién es ese tal “you”.  (del libro Encélado)

040-Cosas que guardo en el bolsillo

Verso es el ala de un pálpito con cascabeles cosidos. La magia está en las interpretaciones infinitas de su música.

Presentación de "El último diente de leche" en Mérida dentro del Festival Poético Itinerante.

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El hombre bala

Soy el increíble hombre bala, igual que tú, aunque no lo sepas o no quieras reconocerlo. Mi vida es meterme en un cañón en la mañana del lunes y salir disparado hacia el fin de semana. Errores de cálculo lógicos hacen que a veces me pase del objetivo y que me estrelle contra un martes o miércoles de otra semana. Volver a la boca oscura, medir la pólvora y apuntar para ser el más rápido de todos es lo que queda. (del poemario Circo)

Demolición

Queda demostrado que destruir es una forma de crear. Ese es mi consuelo cuando en lugar del lápiz tomo el martillo. (del libro Encélado)

039-Cosas que guardo en el bolsillo

Cómo duelen las heridas de este oficio. Las astillas de las palabras se me clavan en el núcleo.

Sobre el monociclo

Bajo el barniz que abriga un corazón férvido pulula un deseo montado en monociclo. La rueda avanza y retrocede temblando, como labios de mendigo salpicados de amanecer. Parece que el azar es el guía de cada pedalada y la estación nunca se alcanza en un tiempo que siempre llega. Cuando la música calle y el artista salte del sillín columbrar desde la hondonada será la recompensa. (del poemario Circo)

Presentación-performance de "El último diente de leche"

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El próximo 5 de junio a las 20:00 h. en la Bibliotec Pública de Cáceres, presentaré mi poemario "El último diente de leche".   

Kilómetros

Mis zapatillas rotas guardan en sus tripas un desguace de kilómetros: los caminados y los desconocidos.     (del libro Encélado)

038- Cosas que llevo en el bolsillo

En los pétalos secos de la rosa no está ya la sustancia ni siquiera su recuerdo. El mismo nombre es mera coincidencia. Yo tampoco soy el de entonces.

El último unicornio

Muchos pensarán que sucumbí al señuelo, que me dejé la razón olvidada en una esquina cuando me acariciaste con tus ofrendas. Lo cierto es que entré sabiendo que mentías. Hace muchos años que no creo en unicornios, pero tú no tenías ni idea de eso y preferí que te bañaras en laureles de plástico, tal vez porque entonces fingíamos querernos. (del poemario Circo)

La fiesta de la miseria

Una nube de neones brilla en la ciudad. También sobre los cartones donde se cobija la miseria. Cintas de colores y confeti para alegrar la vista a un ciego, que cualquier día puedo ser yo.    (del libro Encélado)

037-Cosas que llevo en el bolsillo

Las libélulas besan la esencia de aquella fuente que es isla en mar de alambradas.   Traedme en las alas la gota que no puedo alcanzar.

Inocencia

Sentir el fulgor de los colores sobre lo desvaído de la miseria es habilidad reservada a corazones pueriles. La candidez y el asombro tejen ese velo que no permite intuir la lágrima y la fatiga bajo el maquillaje del payaso. Ya me gustaría guardar en mi bolsillo —hace años descosido— unos gramos de aquello que perdí con el beso de una polilla. (del poemario Circo)

036-Cosas que llevo en el bolsillo

A menudo visito el cementerio de los incautos donde yace aquel que fui.   Mi nombre en la lápida es cimiento cada vez que canta el gallo.

Un giro

Mirar todo a través de un espejo no es la respuesta (así es más complicado distinguir la realidad de su representación distorsionada), pero es algo a lo que agarrarse cuando la fe se nos escapa entre los dedos.     (del libro Encélado)

Giros

Giran los aros en diabólica sincronía con las agujas del reloj que marca el tiempo baldío. Cada gota es un número de circo que se ofrece al paladar de un espectador sordo, ciego o estúpido (en el mejor de los casos). (del poemario Circo)

035-Cosas que llevo en el bolsillo

Plomo, lastra mis pies no sea que intente volar sin alas, que de hostias ya voy bien surtido.

Suerte o su ausencia

SIembro margaritas en la piel de la ciudad y me juego los últimos besos en las mesas del (casi)NO.    (del libro Encélado)

Mozo de pista

Sueña con trapecios, con mazas de malabares, con cuerdas flojas o narices de roja goma-espuma, mientras pisa el vestido de otra aurora que no es más que el preludio de la rutina que campanillea en sus oídos. Limpiar las inmundas jaulas —alguien tiene que hacerlo— y echar de comer a las fieras con las que otros se lucen, son un par de cuentas del collar que visten los callos de sus manos. Rehén de un laberinto sin fisuras que solo abre salidas equivocadas a medio metro del abismo, queda petrificado en el transcurrir de un tiempo gris que a pesar de todo es suyo. (del poemario Circo)

034-Cosas que llevo en el bolsillo

Los perros ladran en la madrugada. El miedo anidó en uno, aulló y todos se infectaron. Yo ladro hacia dentro por un instinto de supervivencia.

Encélado

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Cassini orbita el planeta Saturno. Sus cámaras captan algo extraño en la luna Encélado. Parece muerto, pero sin previo aviso géiseres gigantescos de hielo y agua brotan en su superficie. No hay nada parecido.     (del libro Encélado)    

Cementerio de elefantes

Una vorágine de tardes clónicas penetra en las vértebras de los elefantes. El final del camino es destejer la esperanza en los ojos cuando un mozo enfermizo amarra las patas al tedio. Aplastado por los años el más viejo de la manada mata por morir sobre huesos ancestrales. Agazaparse bajo un cielo que nada más existe en los carteles no es alivio para los que habitaron la inmensidad de la sabana. No solo respirar es la vida y el cementerio no es un mítico lugar de África, sino una sucia escombrera en los arrabales de la razón. (del poemario Circo)

033-Cosas que llevo en el bolsillo

Palabra se transforma en mosca de verano para zumbar por la oreja del necio Narciso.

Letras Breves nº. 16

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Ya está disponible el número 16 de "LETRAS BREVES": poesías y microrrelatos. Puedes descargarte aquí la publicación, imprimirla y plegarla como un tríptico. Se puede compartir libremente.       Letras Breves nº. 16  

Juegos malabares

Las manos hábiles no son la respuesta sino el camino a la respuesta. Una pelota de juegos malabares es un signo de interrogación prendido en el aire un instante antes de transformarse en monosílabo del álgebra de Boole. Un monosílabo del álgebra de Boole  no da lugar a interpretaciones. (del poemario Circo)

032-Cosas que llevo en el bolsillo

Soledad: necesaria distancia para observar un mundo descontaminado de mí. Refugio en el que las heridas no se lamen con lengua viperina.

El corazón del trapecio

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La angustia se palpa en unos ojos que siguen hipnotizados el vaivén del trapecio. ¡Redoble de tambor! ¡Más difícil todavía! ¡Doble salto mortal! Ángeles ingrávidos cruzan un firmamento de cables, lona y estrellas pintadas a brochazos. ¡Redoble de tambor! El corazón tiembla en la garganta durante un páramo de segundos. Estética de músculos perfectos atravesados por haces de miradas morbosas que anhelan el error como parte del espectáculo       ¡Triple mortal! Para inflamar el aire de alabanzas.    

031-Cosas que llevo en el bolsillo

No me avergüenza abrir el libro, pero dime: ¿Qué adelantas leyendo sus páginas? Créeme: te sorprendería saber que no hay lugar para la sorpresa.

La orquesta

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Cada momento su banda sonora. Alternar la alegría con el redoble de tambor y provocar que los dientes devoren uñas es oficio de maestros. Desde su rincón sombrío las notas visten           —como modistillas generosas— la gloria de los artistas. A veces la ausencia no se tiñe de silencio y la trompeta llora en las manos del payaso triste.     

030-Cosas que llevo en el bolsillo

Tanto chupamos de la ubre que no nos han salido los dientes. Con las encías despobladas no podemos rebañar los huesos que sobraron del festín. Al menos aprendí a tragar gusanos para no morir de hambre.

Equilibrio

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Alcanzo con la punta de los dedos un suspiro de la luna y desde allí me cuelgo del alambre del funámbulo.   Los pájaros que se han colado bajo la lona que alberga las fieras me esquivan en disonante estampida, chocan unos con otros y caen:            fardos de carne muerta para festejo de fauces.    El equilibrio requiere concentración y ni aves desquiciadas ni manos fabricando sombras chinas empañan los ojos del artista que sabe lo que es palpitar sobre la cuerda floja.