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Mostrando entradas de 2016

056- Cosas que llevo en el bolsillo

No culpo a la sanguijuela por su naturaleza cuando soy el responsable de no aplicar antídotos.

Ecosistema mínimo (XI)

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El equilibrio en esta ecuación es el lienzo delicado de tu piel lamido por la brisa. Es la certeza que derrumba los escoyos y despeja incertidumbres. El dorado de arenas lejanas se tatúa en ti cuando la temperatura sube con el vigor de lo nuevo. En ese desierto impenetrable quiero perderme.    

Binomio causa-efecto

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“Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.” Primera ley de Newton Alicia me dice que para escribir un poema tiene que llevar dos copas de más. Dos copas de más son las marcas que quedan en el asfalto cuando se frena en el límite, y ahí es donde brotan sus versos. Sus versos son endecasílabos mirados a través de una niebla espesa en una madrugada de diciembre. Distingue en sus palabras el norte de todas las brújulas y ahora espera que me confiese seguidor de la doctrina. -Si me tomo una de esas solo esbozaré disparates -le respondo. Me mira con lástima (o con asco). Tal vez piensa que así nunca aportaré algo digno al anaquel de los inmortales. He oído hablar de sus famosos banquetes de hongos (alucinógenos, por supuesto) para visitar a la Reina de Corazones. Eso explicaría tantas maravillas en un solo país. (del libro "El último diente de leche")   

Ecosistema mínimo (IX)

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Llevas el aroma de la tierra mojada clavado en tu sonrisa, la guirnalda de los días de fiesta reflejada en las pupilas y el hechizo de los zarzales en flor ribeteando tu estela. ¿Qué más puedo pedir que tenerte tan próxima?   

055- Cosas que llevo en el bolsillo

Hay que domar la belleza de lo salvaje para servirla en bandeja de plata. Mi paladar delicado no soporta las falsas excusas.

Ecosistema mínimo (X)

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Es inagotable el manantial. Vendrán otros a beber cuando ni siquiera seamos recuerdo, igual que hacemos nosotros ahora, sin conocer qué huesos hay enterrados bajo el suelo que pisamos.     

Al pasar la barca

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El barquero no cobra cuando se alimenta con frutas verdes. Le gusta escarbar como gusano húmedo bajo el tejido de algodón que oculta el pálpito primero. Una niña bonita, que viste de cuero y metal, azota con un látigo la espalda del barquero, hasta que se desmaya sembrado de heridas. Cuando despierta, con gajos de limones cosidos a los ojos, no le queda más que un cielo con estigmas de la tormenta, huérfanas interrogaciones flotando en su frente y los restos de un naufragio varados en la orilla. (del libro "El último diente de leche")  

054- Cosas que llevo en el bolsillo

Demuele más el silencio que los cañonazos. No preparé las murallas contra este desierto de palabras.

Over the rainbow

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“Follow the Yellow Brick Road” The Wizard of Oz    No hay nada más patético que los labios de la pequeña Dorothy Gale pordioseando favores para los despojos que recoge por el camino de las baldosas amarillas. Ya le dijo el viejo Mago que él no es una oenegé ni está para prodigios, y que para los corazones y los cerebros hay casquerías. Hoy me ha querido canjear sus famosos chapines de rubíes por un plato de alubias. ¡Ni agua para la asesina de la Bruja del Este! (del libro "El último diente de leche")   

053- Cosas que llevo en el bolsillo

Poco importan los ecos contra los muros del cementerio. El alma viva es la palabra dispuesta a despegar desde las páginas olvidadas de un libro de poemas.

Ecosistema mínimo (VIII)

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No averiguarás el motivo de mis palabras. Esa facultad solo la tienen las criaturas que habitan en las sombras y tú eres luz. No sufro por ello, tampoco la auroa baila con la luna nueva.    

Sin remiendos

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“Maté siete de un golpe” El sastrecillo valiente. Hermanos Grimm        De tanto cortar trajes, de dar puntadas al aire y de hablar por hablar, me veo sobre un caballo en busca de gigantes. Como el sabio postuló: “Un hombre es esclavo de sus palabras”. Con el lastre de la imprudencia amarrado a mis tobillos -y sin dedal que me proteja- aspiro a conmemorado por la estatua del soldado desconocido que enmohece en el rincón menos transitado del parque. Si el minutero viajara en sentido inverso aprendería a morderme la lengua, pero no hay remiendo que cubra este roto. (del libro "El último diente de leche")  

052- Cosas que llevo en el bolsillo

Portar una bandeja con copas de cirstal y los ojos vendados sobre alambre de funámbulo,      llegar al otro extremo sin romper los lazos es arte al que no aspiro.

"El último diente de leche", gira otoño / invierno 2016

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Críticas

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Dicen que está muy bien que hablen de uno aunque sea mal. Tomar la bofetada como elogio, además de un buen ejercicio de autocontrol, dignifica al abofeteado de alguna manera. Hay que aceptar la crítica, aunque no sea constructiva y detrás de las palabras exista un colmillo retorcido clavándose en lo más profundo de la carne. Bueno, esto en teoría, porque la realidad es otra, y aunque el rostro parezca impasible ante unas frases que aguijonean la lógica, todos tenemos un "corazoncito" que sufre en silencio el flajelo cruel de quien no pone sino mala fe en su oficio, que más bien parece el del verdugo. A veces uno hace un trabajo del que se siente especialmente orgulloso, y hablo de la edición de un libro. Un trabajo en el que, además de dinero y esfuerzo, se deposita toda la ilusión y mucho, muchísimo tiempo. Entonces, cuando los elogios llueven por todos sitios ante el resultado esperado, salta, como una garrapata sobre la piel inocente, la aguda crítica disfrazada de bon...

Ecosistema mínimo (VII)

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Temo el verso del loco que profetiza tempestades, el verso escrito en la cara oculta de la luna, el que desvela sin metáforas la sed perenne que me persigue en esta soledad vestida de domingo.    

Las ventajas de salir con una bruja

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1 La bruja cultiva racimos de besos negados en labios que el calor prometen de la marmita. La magia es el desamor que late en sus vísceras y la tristeza dibujada por el índice de un niño, que alguna vez fui yo. La conocí en un tiempo dichoso, cuando llamaba fe a mi ignorancia. Huí. Más tarde supe que el oasis que creía habitar era un desierto rodeado de nieves eternas. Entonces la busqué o tal vez ella me encontró. 2 Esta noche hemos quedado para hilvanar augurios en el viento, bailar desnudos por los laberintos, bebernos a tragos el zumo de los relojes y levantarle las enaguas a esa luna tímida que sonríe desde la estación en la que el último tren aguarda. No hay nada como volver a casa en escoba. (del libro "El último diente de leche") 

Juegos de un niño de barrio.

“ El hoy fugaz es tenue y es eterno” Jorge Luis Borges En aquel tiempo del polvo de tiza y de la goma de borrar, romper los pantalones por las rodillas era la hecatombe tras la batalla. El Alto Mando prefería la sangre a la tela rasgada. Entonces las pedradas eran bromas, las espadas ramitas de árbol nuevo y medallas los puntos de sutura. Los acuerdos de tregua sabían a chocolatinas. Hoy, sobre pantallas táctiles, los dedos blancos       -con destreza de cirujano- manejan asesinos insaciables. Yo también maté enemigos                         (de mentira). (del libro "El último diente de leche")

Ecosistema mínimo (VI)

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Un rayo de sol atraviesa las copas de los árboles para hilvanar el polvo que desprenden los libros de historia, aquellos que se escriben con la tinta anónima de nuestras vidas. Un poco más allá, tus labios entreabiertos auguran el dulzor inalcanzable de las cerezas. Con esa estampa acuño mis monedas, las que usaré en el futuro para pagar el peaje terrible de la ausencia.  

Ecosistema mínimo (V)

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Soy el liquen que aguarda paciente el regalo de la gota que pintará de verde mi fachada, para engalanarme al paso de tu fulgor. Tal vez solo aspiro a un roce de tus dedos en un amago de caricia, pero mi destino es otro: pasar inadvertido en este rincón del jardín que compartimos por casualidad.   

Regreso a Ítaca

Regreso a Ítaca, Penélope me espera con la mirada llena de manzanas maduras. Nos fundimos en un abrazo de hojarasca y licor añejo. Atrás quedan los cantos de sirena y los desvelos en las madrugadas. (A María)

051-Cosas que llevo en el bolsillo

Reflexión de un garbanzo blanco en un cesto de garganzos negros: “Garbanzos negros hay en todos lados”

Ecosistema mínimo (IV)

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Nunca coleccioné mariposas; no soporto la quietud de unas alas muertas. Me gusta verlas volar, aunque sea lejos de mí, salpicando con sus colores el aire denso de esta primavera que ya escribe su epitafio.      

050-Cosas que llevo en el bolsillo

Como metáfora se acepta lo que en realidad se aborrece, como pisar mierda que dicen que da suerte.

Ecosistema mínimo (III)

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El rubor de la tarde se prende en las mejillas para delatar lo inexplicable. A veces un poema gusta y no sabemos el porqué, ni tampoco hace falta conocer qué provoca la fuerza descomunal de una semilla. Es muy dulce la sensación de mis pies tambaleándose cuando imagino que me miras.      

049-Cosas que llevo en el bolsillo

Salir de mí, introducirme en tus ojos, para mirarme de frente y saber cómo me ves. No te preocupes, contra el mal de la sorpresa estoy vacunado.

Ecosistema mínimo (II)

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Me sumerjo en este fragmento que lo es todo en el instante. Una porción mínima del ecosistema que te envuelve con la fragilidad de la telaraña. No hay nada más allá de ese recodo del camino. Nosotros en un ahora que sabemos finito. Nosotros, en un ahora que ni siquiera será evocación.  

048-Cosas que llevo en el bolsillo

Flor a pie del camino, polvorienta y pisoteada, bella frente a la rosa que languidece tras el muro del jardín.

Ecosistema mínimo (I)

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Mis ojos se nutren con la belleza de la libélula que juega en la ribera espumosa de los sueños. La magia está en no acercar los dedos manchados con la tinta del reloj. Solo hay que contemplar desde este rincón clandestino que aspira a santuario. Solo contemplar me permito para no espantar tanta luz que desprenden las gotas de agua que perlan tu desnudez. Desde aquí te escribo un verso, quizás el último, con el deseo del suicida que se asoma al precipicio.